2Sep
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Consejos sobre cómo dominar las reglas del juego de las citas.
Visión digital
Las etapas iniciales de una relación pueden ser emocionantes, estresantes, confusas y abrumadoras. Todo comienza tratando de decodificar las "señales" que le está dando y planificando su estrategia de cuándo llamar, cuándo no responder y cuándo ignorarlo.
Este es "el juego" que intentamos jugar, para asegurarnos de que cada uno de nuestros movimientos gane a nuestra persona que nos gusta.
Sin embargo, al jugar al juego del amor, las niñas tienden a volverse locas al analizar, pensar demasiado y angustiarse por cada movimiento que realizan.
Entonces, ¿por qué jugamos? Aquí hay algunas razones y formas en las que puede evitar perder tanto el juego como la cabeza por un chico.
1) Nivel de afecto
Puede ser frustrante sentir que se enamora de alguien más de lo que cree que se ha enamorado de usted; calibrar su nivel de afecto puede resultar irritante. Cuando hay un equilibrio desigual de sentimientos, a menudo recurrimos a pedir consejo a amigos, revistas y libros sobre cómo podemos "hacer" que un chico se enamore de nosotros. Tenemos miedo de ser vulnerables y nos han dicho que el chico debería
2) Control
Los chicos pueden parecer desapegados de sus sentimientos, especialmente en las etapas iniciales de una relación. Pueden evitar la confrontación o ignorarte. Como resultado, la mayor parte del tiempo también intentamos aparecer de esta manera y emitir la sensación de que no nos importa tanto, con la esperanza de que jugar difícil de conseguir los dejará con ganas de más. Esto nos da una sensación de control sobre el rumbo de la relación.
3) Autoconservación
Se trata de no lastimarse, ¿verdad? Es más fácil pensar en comentarios ingeniosos y gestos coquetos para la próxima vez que lo vea o hable con él que decirle sin rodeos: "Me gustas" y correr el riesgo de ser rechazado. El juego del coqueteo es casi una versión prolongada de la pregunta "¿Yo también te gusto?". No admites tus sentimientos, sino que das indicaciones, esperando que él te corresponda.
4) El dilema del prisionero
Si usted y otra persona eran sospechosos de un delito y se les interrogaba por separado, podría culparlo o quedarse callado. Si lo culpabas y él se quedaba callado, recibiría una sentencia larga y tú quedarías libre. Si se culparan el uno al otro o ambos se quedaran callados, ambos serían condenados, pero por un tiempo más corto. Este escenario es una analogía con el juego del amor, porque se trata de correr el riesgo de ser el único que es directo y tratar de predecir lo que dirá la otra persona.
Confía en tus instintos. Si se dijeran el uno al otro que se querían, podrían sentirse seguros y felices al saber que a él le importa. Sin embargo, es comprensible dudar. Nadie quiere ser el que admita que le gusta alguien y quedarse con sus sentimientos en la línea si la otra persona no es recíproca. De ahí la razón por la que nos quedamos callados: la mayoría de las veces, como prisioneros con un dilema, preferimos tener una miseria más breve e igual que enfrentar el riesgo de ser los únicos heridos.
Al final, recuerde: la mayoría de las personas aprecian la sencillez en lugar de los juegos. Ambos, con suerte, tendrán el mismo control y no se dejarán engañar: todavía hay un elemento de misterio y persecución involucrado después de que le digas a alguien que te gusta. Los chicos dicen que las chicas se sienten mucho más incómodas que ellas y prefieren saber qué pasa antes que tener que decodificar las señales. Reúna su coraje y diga la verdad: es mejor saber más temprano que tarde cuál es su situación en una relación.